Félix Riaño, Octubre 2014
Me he desempeñado como educador toda mi vida. Conocí a las Cruzadas de Santa María hace ya varios años, supe de la labor misional del padre Tomás Morales y de sus carismas. Su pensamiento y sus obras me llamaron poderosamente la atención, tuve la fortuna de asistir periódicamente a las reuniones de familias, y fue una oportunidad para conocer casi en detalle algunos rasgos biográficos del padre Morales.
Tuve una cercanía espiritual muy especial con él y le pedí su intercesión para orar en la presencia de su sepulcro, cosa que se hizo realidad en Madrid en el 2010.
El caso que expongo hace referencia a mi salud, que desde mi infancia fue muy frágil, miles de problemas me afectaron como un misteriosos sino. En este momento sufro de dos patologías de base, crónicas, asma bronquial severa y diabetes 2, mi cuadro alérgico es de sumo cuidado, tengo antecedentes de paro cardio respiratorio por choque anafiláctico a medicamentos (ingesta de ácido acetil salicílico), este episodio me llevó al borde de la muerte.
Más adelante se me complicó el cuadro alérgico llegando a presentar síndrome de Sampter, situación de mucho riesgo dados mis antecedentes clínicos. Como consecuencia: rinusinusitis alérgica, también severa y algo que sólo requería tratamiento quirúrgico: Poliposis nasal, diagnosticada muchas veces por especialistas, con pronósticos de riesgo y cirugía como única alternativa, con posibilidad de que siguieran reproduciéndose los pólipos y por lo tanto la necesidad de nuevas cirugías. Mi respiración era restrictiva y había perdido por completo la capacidad sensorial del olfato, ni los olores químicos más fuertes como la gasolina, el tíner, la pintura y otros los podía percibir, mucho menos los suaves y ricas fragancias de un perfume o los exquisitos aromas de los alimentos, para mí los alimentos eran solamente dulces, amargos, salados y ácidos, no existían sabores.
Pedí a Dios por intersección del padre Morales y espontáneamente comencé a redescubrir olores y sabores a respirar mejor, pensé que tal vez se trataba de un comportamiento cíclico de la enfermedad, no le di mucha importancia, pero en el mes de julio de este año tuve que visitar al otorrino por un problema auditivo, resultado de mis alergias por gripe, cuando me revisó la nariz yo le dije que tenía pendiente una cirugía por pólipos , él me respondió: ¿cuáles pólipos? su nariz está perfectamente limpia y no tiene rastros de haber tenido pólipos. Eso me sorprendió y le solicité una constancia para mostrársela a mi madre y así de esta manera ella pudiera tranquilizarse. Es la constancia que junto con otras órdenes médicas de cirugía estoy enviando. En ese momento sentí que la mano bondadosa del justo jesuita, acompañada de su inconfundible sonrisa me había palmoteado mi hombro con cariño.
Es mi testimonio de amistad sincera con el padre Tomás Morales a quien nunca conocí personalmente sino a través de sus obras. ¡GRACIAS!
Me he desempeñado como educador toda mi vida. Conocí a las Cruzadas de Santa María hace ya varios años, supe de la labor misional del padre Tomás Morales y de sus carismas. Su pensamiento y sus obras me llamaron poderosamente la atención, tuve la fortuna de asistir periódicamente a las reuniones de familias, y fue una oportunidad para conocer casi en detalle algunos rasgos biográficos del padre Morales.
Tuve una cercanía espiritual muy especial con él y le pedí su intercesión para orar en la presencia de su sepulcro, cosa que se hizo realidad en Madrid en el 2010.
El caso que expongo hace referencia a mi salud, que desde mi infancia fue muy frágil, miles de problemas me afectaron como un misteriosos sino. En este momento sufro de dos patologías de base, crónicas, asma bronquial severa y diabetes 2, mi cuadro alérgico es de sumo cuidado, tengo antecedentes de paro cardio respiratorio por choque anafiláctico a medicamentos (ingesta de ácido acetil salicílico), este episodio me llevó al borde de la muerte.
Más adelante se me complicó el cuadro alérgico llegando a presentar síndrome de Sampter, situación de mucho riesgo dados mis antecedentes clínicos. Como consecuencia: rinusinusitis alérgica, también severa y algo que sólo requería tratamiento quirúrgico: Poliposis nasal, diagnosticada muchas veces por especialistas, con pronósticos de riesgo y cirugía como única alternativa, con posibilidad de que siguieran reproduciéndose los pólipos y por lo tanto la necesidad de nuevas cirugías. Mi respiración era restrictiva y había perdido por completo la capacidad sensorial del olfato, ni los olores químicos más fuertes como la gasolina, el tíner, la pintura y otros los podía percibir, mucho menos los suaves y ricas fragancias de un perfume o los exquisitos aromas de los alimentos, para mí los alimentos eran solamente dulces, amargos, salados y ácidos, no existían sabores.
Pedí a Dios por intersección del padre Morales y espontáneamente comencé a redescubrir olores y sabores a respirar mejor, pensé que tal vez se trataba de un comportamiento cíclico de la enfermedad, no le di mucha importancia, pero en el mes de julio de este año tuve que visitar al otorrino por un problema auditivo, resultado de mis alergias por gripe, cuando me revisó la nariz yo le dije que tenía pendiente una cirugía por pólipos , él me respondió: ¿cuáles pólipos? su nariz está perfectamente limpia y no tiene rastros de haber tenido pólipos. Eso me sorprendió y le solicité una constancia para mostrársela a mi madre y así de esta manera ella pudiera tranquilizarse. Es la constancia que junto con otras órdenes médicas de cirugía estoy enviando. En ese momento sentí que la mano bondadosa del justo jesuita, acompañada de su inconfundible sonrisa me había palmoteado mi hombro con cariño.
Es mi testimonio de amistad sincera con el padre Tomás Morales a quien nunca conocí personalmente sino a través de sus obras. ¡GRACIAS!