ANIVERSARIO DEL P.MORALES EN VALENCIA
El sábado 1 de octubre celebramos en el Hogar a las 19h la santa misa de acción de gracias por la vida del Siervo de Dios Tomás Morales. El oficiante fue D. Juan Miguel Díaz Rodelas, profesor de la Facultad de Teología de Valencia, muy conocido por todas las cruzadas que tuvimos el privilegio de visitar Tierra Santa con él en las diversas peregrinaciones.
Antes de la Santa Misa hubo proyección de la vida del Siervo de Dios, “Es hora de caminar”, pues algunas familias eran nuevas y no conocían la vida del P. Morales ni de las cruzadas de Santa María. Las juveniles y pequeñas paralelamente tenían actividades dirigidas por dos alumnas de Magisterio.
La capilla estaba llena, algunos en el pasillo. En la homilía de la santa Misa Díaz Rodelas empezó comentando la idea central del evangelio de la misa dominical: “Señor, auméntanos la fe” para hablar después de la virtud de la Fe en el Siervo de Dios y su unión con santa Teresa de Lisieux:
“Esa fe nos recuerda que Dios es lo más importante en nuestra vida, que Dios espera que seamos responsables en nuestro trabajo, que nos enseña que todo lo recibido es un don […]
Esta fe es la que marcó la existencia del P. Morales, sus muchos años de vida, de trabajo, de esfuerzos, fatigas, sus obras extraordinarias a favor de la Iglesia y que nosotros ahora admiramos, disfrutamos y nos gozamos de ellas, pero que a él le costaron sudor y lágrimas durante su existencia aquí en la tierra. Una vida larga, marcada por la fe, impulsada por el deseo de cumplir la voluntad de Dios y esperando siempre la misericordia divina, el don de la felicidad que Dios le tendría que regalar como siervo bueno y fiel.
Santa Teresita vivió mucho menos, una vida callada y silenciosa en el convento desde los 15 años, marcada por la enfermedad pero buscando siempre lo que Dios quería de ella, vivir en el amor desde el día en que, pensando en la Iglesia como un cuerpo con muchos miembros, quería ser el amor.
Pues a vivir así, como Teresita y el P. Morales, nos invita el Señor esta tarde, a los mayores y a los pequeños, a todos. Estamos agradecidos porque nos mantiene el don de la fe, porque seguimos creyendo que Él es lo más importante. Le pedimos por intercesión del Siervo de Dios, de santa Teresita, que nos aumente nuestra fe.[…]”
Finalizamos la tarde tomando un refresco e intercambiando impresiones, contándoles lo que habíamos vivido en Gredos el 18 septiembre; un momento de convivencia muy agradable.
El sábado 1 de octubre celebramos en el Hogar a las 19h la santa misa de acción de gracias por la vida del Siervo de Dios Tomás Morales. El oficiante fue D. Juan Miguel Díaz Rodelas, profesor de la Facultad de Teología de Valencia, muy conocido por todas las cruzadas que tuvimos el privilegio de visitar Tierra Santa con él en las diversas peregrinaciones.
Antes de la Santa Misa hubo proyección de la vida del Siervo de Dios, “Es hora de caminar”, pues algunas familias eran nuevas y no conocían la vida del P. Morales ni de las cruzadas de Santa María. Las juveniles y pequeñas paralelamente tenían actividades dirigidas por dos alumnas de Magisterio.
La capilla estaba llena, algunos en el pasillo. En la homilía de la santa Misa Díaz Rodelas empezó comentando la idea central del evangelio de la misa dominical: “Señor, auméntanos la fe” para hablar después de la virtud de la Fe en el Siervo de Dios y su unión con santa Teresa de Lisieux:
“Esa fe nos recuerda que Dios es lo más importante en nuestra vida, que Dios espera que seamos responsables en nuestro trabajo, que nos enseña que todo lo recibido es un don […]
Esta fe es la que marcó la existencia del P. Morales, sus muchos años de vida, de trabajo, de esfuerzos, fatigas, sus obras extraordinarias a favor de la Iglesia y que nosotros ahora admiramos, disfrutamos y nos gozamos de ellas, pero que a él le costaron sudor y lágrimas durante su existencia aquí en la tierra. Una vida larga, marcada por la fe, impulsada por el deseo de cumplir la voluntad de Dios y esperando siempre la misericordia divina, el don de la felicidad que Dios le tendría que regalar como siervo bueno y fiel.
Santa Teresita vivió mucho menos, una vida callada y silenciosa en el convento desde los 15 años, marcada por la enfermedad pero buscando siempre lo que Dios quería de ella, vivir en el amor desde el día en que, pensando en la Iglesia como un cuerpo con muchos miembros, quería ser el amor.
Pues a vivir así, como Teresita y el P. Morales, nos invita el Señor esta tarde, a los mayores y a los pequeños, a todos. Estamos agradecidos porque nos mantiene el don de la fe, porque seguimos creyendo que Él es lo más importante. Le pedimos por intercesión del Siervo de Dios, de santa Teresita, que nos aumente nuestra fe.[…]”
Finalizamos la tarde tomando un refresco e intercambiando impresiones, contándoles lo que habíamos vivido en Gredos el 18 septiembre; un momento de convivencia muy agradable.