Retazos Biográficos
Tomás Morales Pérez, Siervo de Dios, sacerdote de la Compañía de Jesús y fundador de los Institutos Seculares Cruzados de Santa María y Cruzadas de Santa María, nació en Macuto (Venezuela) el 30 de octubre de 1908.
Recibió una esmerada educación en el ámbito familiar, que fue completada en la Compañía de Jesús. En 1924 se inscribió en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid. En este periodo universitario, además de participar en la Asociación de Estudiantes Católicos, ocupó la presidencia de dicha asociación en la Facultad de Derecho de Madrid durante el curso 1927-1928. De 1928 a 1930 fue el presidente de la Federación de Estudiantes Católicos de Madrid y vocal de la Junta Suprema de la Confederación de Estudiantes Católicos de España durante los mismos años académicos, así como representante de dicha confederación en la VIII Asamblea de la International Student Service en Krems (Alemania) y en el XI Congreso de la Confederación Internacional de Estudiantes en Budapest (Hungría). En 1932 consiguió el título de doctor en Derecho en la universidad Alma Mater de Bolonia (Italia).
Cuando una brillante carrera administrativa o universitaria se le perfilaba en el horizonte, abandonó todo y, a los veinticuatro años, ingresó en la Compañía de Jesús en Chevetogne (Bélgica). Fue ordenado sacerdote el 13 de mayo de 1942 en Granada (España).
De su espiritualidad sacerdotal, que tuvo como centro una profunda vida eucarística, la intimidad e identificación con Cristo, el amor apasionado por la Virgen –lema de su consagración sacerdotal- una caridad heroica con todos, derivó una intensa actividad apostólica. En 1946 regresó a Madrid, donde comenzó su apostolado de predicación de Ejercicios Espirituales ignacianos entre los trabajadores y empresarios. Con ellos funda el Hogar del Empleado, un movimiento apostólico de gran vitalidad que incrementó múltiples obras sociales y asistenciales. El impacto sobre la sociedad fue significativo, por las iniciativas en educación y viviendas. Se crearon centros de Enseñanzas Medias y se construyeron diversos barrios en Madrid, con sus correspondientes ambulatorios, parroquias y campos de deportes. Estas obras sociales eran tan sólo consecuencia de un objetivo que nunca se perdió de vista: la mayor gloria de Dios y la salvación del prójimo, especialmente de los jóvenes, los principales destinatarios de su misión apostólica. Dos objetivos que llenaron su vida y sus escritos.
Su vocación, distinguida por una radical capacidad de donación, fue, de hecho, la de trabajar para promover un pleno y responsable inserción de los laicos en la misión evangelizadora de la Iglesia. En este ámbito, el fruto más importante de su trabajo ha sido la fundación de dos institutos seculares, Cruzados de santa María y Cruzadas de Santa María, de la asociación pública de familias Hogares de Santa María, de la Milicia de Santa María, hoy constituida, en su rama femenina, en asociación internacional privada de fieles laicos (8 diciembre 2008).
Su experiencia y proyectos educativos aparecen claros en sus escritos: Forja de hombres (Madrid 41987), donde se pueden tomar los puntos concretos para la orientación y formación de apóstoles y movimientos laicos comprometidos; Laicos en marcha (Madrid 31984), donde ofrece una serie de principios para promover la acción apostólica de los laicos; Hora de los laicos (Madrid 1985), donde expone sus reflexiones sobre la fuerza del laicado y la grandeza de la vocación cristiana laical consagrada en el bautismo. Además de los escritos espirituales dirigidos a los miembros de los institutos seculares fundados por él, escribió Semblanzas de testigos de Cristo para los nuevos tiempos (Madrid 21993): perfiles de algunos santos, recogidos en doce volúmenes (uno para cada mes del año).
El Señor lo llamó a Sí el 1 de octubre de 1994.
Recibió una esmerada educación en el ámbito familiar, que fue completada en la Compañía de Jesús. En 1924 se inscribió en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid. En este periodo universitario, además de participar en la Asociación de Estudiantes Católicos, ocupó la presidencia de dicha asociación en la Facultad de Derecho de Madrid durante el curso 1927-1928. De 1928 a 1930 fue el presidente de la Federación de Estudiantes Católicos de Madrid y vocal de la Junta Suprema de la Confederación de Estudiantes Católicos de España durante los mismos años académicos, así como representante de dicha confederación en la VIII Asamblea de la International Student Service en Krems (Alemania) y en el XI Congreso de la Confederación Internacional de Estudiantes en Budapest (Hungría). En 1932 consiguió el título de doctor en Derecho en la universidad Alma Mater de Bolonia (Italia).
Cuando una brillante carrera administrativa o universitaria se le perfilaba en el horizonte, abandonó todo y, a los veinticuatro años, ingresó en la Compañía de Jesús en Chevetogne (Bélgica). Fue ordenado sacerdote el 13 de mayo de 1942 en Granada (España).
De su espiritualidad sacerdotal, que tuvo como centro una profunda vida eucarística, la intimidad e identificación con Cristo, el amor apasionado por la Virgen –lema de su consagración sacerdotal- una caridad heroica con todos, derivó una intensa actividad apostólica. En 1946 regresó a Madrid, donde comenzó su apostolado de predicación de Ejercicios Espirituales ignacianos entre los trabajadores y empresarios. Con ellos funda el Hogar del Empleado, un movimiento apostólico de gran vitalidad que incrementó múltiples obras sociales y asistenciales. El impacto sobre la sociedad fue significativo, por las iniciativas en educación y viviendas. Se crearon centros de Enseñanzas Medias y se construyeron diversos barrios en Madrid, con sus correspondientes ambulatorios, parroquias y campos de deportes. Estas obras sociales eran tan sólo consecuencia de un objetivo que nunca se perdió de vista: la mayor gloria de Dios y la salvación del prójimo, especialmente de los jóvenes, los principales destinatarios de su misión apostólica. Dos objetivos que llenaron su vida y sus escritos.
Su vocación, distinguida por una radical capacidad de donación, fue, de hecho, la de trabajar para promover un pleno y responsable inserción de los laicos en la misión evangelizadora de la Iglesia. En este ámbito, el fruto más importante de su trabajo ha sido la fundación de dos institutos seculares, Cruzados de santa María y Cruzadas de Santa María, de la asociación pública de familias Hogares de Santa María, de la Milicia de Santa María, hoy constituida, en su rama femenina, en asociación internacional privada de fieles laicos (8 diciembre 2008).
Su experiencia y proyectos educativos aparecen claros en sus escritos: Forja de hombres (Madrid 41987), donde se pueden tomar los puntos concretos para la orientación y formación de apóstoles y movimientos laicos comprometidos; Laicos en marcha (Madrid 31984), donde ofrece una serie de principios para promover la acción apostólica de los laicos; Hora de los laicos (Madrid 1985), donde expone sus reflexiones sobre la fuerza del laicado y la grandeza de la vocación cristiana laical consagrada en el bautismo. Además de los escritos espirituales dirigidos a los miembros de los institutos seculares fundados por él, escribió Semblanzas de testigos de Cristo para los nuevos tiempos (Madrid 21993): perfiles de algunos santos, recogidos en doce volúmenes (uno para cada mes del año).
El Señor lo llamó a Sí el 1 de octubre de 1994.