No conocí al Padre Morales mientras vivió, pero desde hace unos meses lo tengo muy cerca y siento que, aún sin haberle escuchado nunca en vida, su mensaje está haciéndose verdad en mi vida.
Hace un tiempo me descubrieron un tumor en el cráneo. Es benigno pero hay que extirparlo pues ya se ha alojando en un lugar delicado y con riesgo para la vida. Fue entonces cuando Pilar, una cruzada de Santa María, me encomendó al Padre Morales y me ofreció una reliquia suya. Cada noche duermo con mi cabeza sobre ella y rezo la novena. Algunos familiares y amigos lo están haciendo también.
En estos meses algo está cambiando. No sólo por la conciencia nueva que da una situación así, sino porque siento que el mensaje del Padre Morales se está haciendo fuerte en mi corazón. Ha crecido en mí la devoción a la Virgen de Fátima y la confianza en ella. Recientemente he sabido del amor y devoción que el Padre tenía por ella. "La Inmaculada nunca falla", solía decir, y así me lo estaba enseñando aun sin yo saberlo. Y estoy viviendo con más conciencia mi misión en este mundo, en mi trabajo, en mi familia, en mi vida cotidiana, sin necesidad de cambiar las circunstancias. El Padre Morales conocía el valor de los laicos, la fuerza de su misión, el sentido de esos instantes de estar en el mundo como presencia del Señor entre los hombres, y así me lo está ayudando a vivir.
No me siento digna de que el Padre Morales haga su milagro conmigo, tan pobrecilla, pero se lo pido igualmente. Primero porque Dios hace lo que quiere y no le negará nada al Padre Morales, y segundo, porque sólo pedirlo ya está siendo una fuente de gracia para mí. Doy gracias por ello a Dios, al Padre Morales y a quienes me lo mostraron.
Jerusalem Hernández, Madrid-España.
Hace un tiempo me descubrieron un tumor en el cráneo. Es benigno pero hay que extirparlo pues ya se ha alojando en un lugar delicado y con riesgo para la vida. Fue entonces cuando Pilar, una cruzada de Santa María, me encomendó al Padre Morales y me ofreció una reliquia suya. Cada noche duermo con mi cabeza sobre ella y rezo la novena. Algunos familiares y amigos lo están haciendo también.
En estos meses algo está cambiando. No sólo por la conciencia nueva que da una situación así, sino porque siento que el mensaje del Padre Morales se está haciendo fuerte en mi corazón. Ha crecido en mí la devoción a la Virgen de Fátima y la confianza en ella. Recientemente he sabido del amor y devoción que el Padre tenía por ella. "La Inmaculada nunca falla", solía decir, y así me lo estaba enseñando aun sin yo saberlo. Y estoy viviendo con más conciencia mi misión en este mundo, en mi trabajo, en mi familia, en mi vida cotidiana, sin necesidad de cambiar las circunstancias. El Padre Morales conocía el valor de los laicos, la fuerza de su misión, el sentido de esos instantes de estar en el mundo como presencia del Señor entre los hombres, y así me lo está ayudando a vivir.
No me siento digna de que el Padre Morales haga su milagro conmigo, tan pobrecilla, pero se lo pido igualmente. Primero porque Dios hace lo que quiere y no le negará nada al Padre Morales, y segundo, porque sólo pedirlo ya está siendo una fuente de gracia para mí. Doy gracias por ello a Dios, al Padre Morales y a quienes me lo mostraron.
Jerusalem Hernández, Madrid-España.