El pasado 8 de noviembre de 2017, nuestro Santo Padre el Papa Francisco promulgó las Virtudes heroicas del sacerdote jesuita Tomás Morales Pérez. Se iniciaba así un feliz acercamiento camino de los altares.
Tuvo el honor en su juventud de ser colegial en el Egregio Real Colegio de España en Bolonia, obra del insigne Cardenal Gil de Albornoz y Luna, que lo fundó como Domus Hispaniae en 1364. Precisamente, yo conocí la figura del padre Morales al poco tiempo de llegar al Colegio de Bolonia en 2011. El querido Sr. Rector José Guillermo García Valdecasas nos obsequiaba cada día con una interesante charla en el “salotino”, mientras tomábamos el café. En una de esas charlas invernales de sobremesa apareció un día la figura del padre Morales. Nos decía el Rector que habían solicitado los documentos conservados junto a los nuestros, de tan insigne colegial, a fin de incluirlos en su Causa de beatificación. Nos habló también de cómo el padre Morales había llegado, en la década de los años 30 del siglo pasado, como becario, con un expediente brillantísimo en la entonces Universidad Central de Madrid y que en menos de un año leyó su tesis doctoral en la Universidad de Bolonia, obteniendo el grado de Doctor con la tesis “El impuesto sucesorio”, dirigida por el Profesor Federico Flora. Terminada la defensa, ingresó inmeditamente en la Compañía de Jesús. Era evidente que tenía prisa por entregarse a Dios.
Desde ese día me sentí lleno de curiosidad por la figura de mi “compañero” colegial; me admiraba la rapidez de su defensa de tesis, lo brillante de sus resultados y, sobre todo, su decisión de seguir a Dios en la Compañía de Jesús, en vez de haber optado por un prometedor futuro académico, bien en España o en Italia. Desde entonces le he seguido la pista, he buscado información en el libro que consigna la vida de todos los colegiales de Bolonia, Proles Aegidianas, también en Internet y he tenido la ocasión de encontrar miembros de uno de los Institutos Seculares fundados por él, Cruzadas de Santa María. Cuando entraba y paseaba por el “cortile” del Real Colegio de España, pensaba en los colegiales que me habían precedido en casi 650 años de historia y muchas veces me venía el recuerdo del padre Morales, especialmente su decisión de dejar un prometedor futuro universitario para consagrarse a Dios.
Como andaba yo dando vueltas por entonces a mi posible vocación sacerdotal, su valiente ejemplo fue el empujón decisivo para decidirme a dejar la atractiva beca de investigación, que tenía en la Universidad de Valencia, para comenzar los estudios de teología e ingresar en el seminario.
Con el padre Tomás Morales SJ, se continúa, así, una línea de bolonios que han llegado a los altares o están camino de ello: el zaragozano san Pedro de Arbués, el conquense Venerable Nuño Álvarez de Osorio y ahora el Venerable Tomás Morales Pérez, SJ. Sin duda, son el mejor ejemplo de la voluntad de nuestro fundador el cardenal Gil de Albornoz, un Colegio de España fiel a la Iglesia, al Papa, donde se formaran españoles y donde fueran fieles cristianos, que mostraran con sus vidas el mejor ejemplo para la Iglesia.
Raúl Francisco Sebastián Solanes
(Colegial en el curso 2011-2012)
Tuvo el honor en su juventud de ser colegial en el Egregio Real Colegio de España en Bolonia, obra del insigne Cardenal Gil de Albornoz y Luna, que lo fundó como Domus Hispaniae en 1364. Precisamente, yo conocí la figura del padre Morales al poco tiempo de llegar al Colegio de Bolonia en 2011. El querido Sr. Rector José Guillermo García Valdecasas nos obsequiaba cada día con una interesante charla en el “salotino”, mientras tomábamos el café. En una de esas charlas invernales de sobremesa apareció un día la figura del padre Morales. Nos decía el Rector que habían solicitado los documentos conservados junto a los nuestros, de tan insigne colegial, a fin de incluirlos en su Causa de beatificación. Nos habló también de cómo el padre Morales había llegado, en la década de los años 30 del siglo pasado, como becario, con un expediente brillantísimo en la entonces Universidad Central de Madrid y que en menos de un año leyó su tesis doctoral en la Universidad de Bolonia, obteniendo el grado de Doctor con la tesis “El impuesto sucesorio”, dirigida por el Profesor Federico Flora. Terminada la defensa, ingresó inmeditamente en la Compañía de Jesús. Era evidente que tenía prisa por entregarse a Dios.
Desde ese día me sentí lleno de curiosidad por la figura de mi “compañero” colegial; me admiraba la rapidez de su defensa de tesis, lo brillante de sus resultados y, sobre todo, su decisión de seguir a Dios en la Compañía de Jesús, en vez de haber optado por un prometedor futuro académico, bien en España o en Italia. Desde entonces le he seguido la pista, he buscado información en el libro que consigna la vida de todos los colegiales de Bolonia, Proles Aegidianas, también en Internet y he tenido la ocasión de encontrar miembros de uno de los Institutos Seculares fundados por él, Cruzadas de Santa María. Cuando entraba y paseaba por el “cortile” del Real Colegio de España, pensaba en los colegiales que me habían precedido en casi 650 años de historia y muchas veces me venía el recuerdo del padre Morales, especialmente su decisión de dejar un prometedor futuro universitario para consagrarse a Dios.
Como andaba yo dando vueltas por entonces a mi posible vocación sacerdotal, su valiente ejemplo fue el empujón decisivo para decidirme a dejar la atractiva beca de investigación, que tenía en la Universidad de Valencia, para comenzar los estudios de teología e ingresar en el seminario.
Con el padre Tomás Morales SJ, se continúa, así, una línea de bolonios que han llegado a los altares o están camino de ello: el zaragozano san Pedro de Arbués, el conquense Venerable Nuño Álvarez de Osorio y ahora el Venerable Tomás Morales Pérez, SJ. Sin duda, son el mejor ejemplo de la voluntad de nuestro fundador el cardenal Gil de Albornoz, un Colegio de España fiel a la Iglesia, al Papa, donde se formaran españoles y donde fueran fieles cristianos, que mostraran con sus vidas el mejor ejemplo para la Iglesia.
Raúl Francisco Sebastián Solanes
(Colegial en el curso 2011-2012)