Tenía 15 años cuando contacté (por carta) por primera vez con un sacerdote del que yo pensaba ya que era un santo. Me lo sugirió mi hermana, que se dirigía con él, porque me ayudaría a discernir mi vocación. Poco después de esa carta le conocí en persona, pues hice mis primeros Ejercicios con él. Mi impresión fue la de estar ante alguien de una total rectitud de intención: sólo me diría lo que más me ayudara a conocer y hacer lo que Dios quería. Me inspiraba, al mismo tiempo, gran respeto y gran confianza. A mi edad, me resultaba muy atractiva la autenticidad de su vida y la propuesta radical en el seguimiento de Cristo; su austeridad, su silencio, su discreción y tantas otras cosas me cuadraban perfectamente con como yo me imaginaba un santo.
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Tuve la suerte de conocer al Venerable padre Tomás Morales. Su trato cariñoso y cercano (siempre empezaba las frases con «Esthercita…») contrastaba mucho con su aspecto físico imponente, vestido con sotana negra hasta el suelo, ojos de mirada profunda y hablar pausado, muy erguido en la silla a pesar de su avanzada edad. Cuando estabas con él, notabas cómo se evadía de todo lo demás y se preocupaba de manera profunda por ti, por la salvación de tu alma. Podías percibir su deseo de ayudarte a ser la mejor, y no digo buena persona o mejorar un poco, sino la mejor opción de ti misma. Te quería santa, en gracia de Dios. | El P. Morales nos invitaba a estar en guardia de manera diaria contra las fuerzas del mal; ese es el sentido de la visión de lucha o estar en campaña. El mundo tienta con sus mensajes e ideas mucho más placenteras y complacientes que el mensaje de Jesús. Todos tendemos por naturaleza humana al mínimo esfuerzo. No es algo que salga innato, sino que hay que luchar y ejercitarlo para crear ese hábito, para conseguir esa meta. Con nuestras exigencias cristianas pasa igual: es más fácil dejarse llevar, ser como las vacas en el prado, que hacen lo que les apetece en cada momento, sin pensar lo que deben o no, sin esfuerzo por un ideal mayor. Reflexión |
El P. Morales tuvo el honor en su juventud de ser colegial en el Egregio Real Colegio de España en Bolonia, obra del insigne Cardenal Gil de Albornoz y Luna, que lo fundó como Domus Hispaniae en 1364. Precisamente, yo conocí la figura del padre Morales al poco tiempo de llegar al Colegio de Bolonia en 2011. El querido Sr. Rector José Guillermo García Valdecasas nos obsequiaba cada día con una interesante charla en el “salottino”, mientras tomábamos el café. En una de esas charlas invernales de sobremesa apareció un día la figura del padre Morales. Nos decía el Rector que habían solicitado los documentos conservados junto a los nuestros, de tan insigne colegial, a fin de incluirlos en su Causa de beatificación. Nos habló también de cómo el padre Morales había llegado, en la década de los años 30 del siglo pasado, como becario, con un expediente brillantísimo en la entonces Universidad Central de Madrid y que en menos de un año leyó su tesis doctoral en la Universidad de Bolonia, obteniendo el grado de Doctor con la tesis “El impuesto sucesorio”, dirigida por el Profesor Federico Flora. Terminada la defensa, ingresó inmediatamente en la Compañía de Jesús. Era evidente que tenía prisa por entregarse a Dios. Desde ese día me sentí lleno de curiosidad por la figura de mi “compañero” colegial; me admiraba la rapidez de su defensa de tesis, lo brillante de sus resultados y, sobre todo, su decisión de seguir a Dios en la Compañía de Jesús, en vez de haber optado por un prometedor futuro académico, bien en España o en Italia.
Desde entonces le he seguido la pista, he buscado información en el libro que consigna la vida de todos los colegiales de Bolonia, Proles Aegidiana, también en Internet y he tenido la ocasión de encontrar miembros de uno de los Institutos Seculares fundados por él, Cruzadas de Santa María. Cuando entraba y paseaba por el “cortile” del Real Colegio de España, pensaba en los colegiales que me habían precedido en casi 650 años de historia y muchas veces me venía el recuerdo del padre Morales, especialmente su decisión de dejar un prometedor futuro universitario para consagrarse a Dios. Como andaba yo dando vueltas por entonces a mi posible vocación sacerdotal, su valiente ejemplo fue el empujón decisivo para decidirme a dejar la atractiva beca de investigación, que tenía en la Universidad de Valencia, para comenzar los estudios de teología e ingresar en el seminario. Con el padre Tomás Morales SJ, se continúa, así, una línea de bolonios que han llegado a los altares o están camino de ello: el zaragozano san Pedro de Arbués, el conquense Venerable Nuño Álvarez de Osorio y ahora el Venerable Tomás Morales Pérez, S.J. Sin duda, son el mejor ejemplo de la voluntad de nuestro fundador el cardenal Gil de Albornoz, un Colegio de España fiel a la Iglesia, al Papa, donde se formaran españoles y donde fueran fieles cristianos, que mostraran con sus vidas el mejor ejemplo para la Iglesia.
Gracias a la lectura del Padre Tomás Morales, a quien no conocía antes de llegar a la Universidad Católica de Ávila, ha dado un giro de 180 grados [...]. Lo que me conmovió al descubrir parte de la vida y obra del Padre Morales, fue la humildad y la verdadera pasión por las almas, alejada de ese modelo mezquino y corrompido de evangelio que tanto rechazo me producía. Tal es así, que siento que he redescubierto el cristianismo y todas esas ideas tan duras que siempre me inculcaron hacia el catolicismo han desaparecido. Esa es la influencia que un Venerable varón de Dios como es el Padre Tomás, puede seguir ejerciendo incluso décadas después de su deceso.
Desde que conocí al P. Morales siempre tuve la convicción de que era evangelio vivo. Acogió cabalmente el encargo de Jesús de tomar a la Virgen como su Madre. Vivía bajo la mirada de María, con la confianza inquebrantable de saberse hijo de un Padre que nada niega. Educaba más con su vida que con sus palabras; invitaba a buscar la voluntad de Dios y a cumplirla por amor. Me llamó mucho la atención, cuando en los Ejercicios espirituales que dirigía, nos invitaba a matricularnos en la Escuela del Amor, una carrera que duraría toda la vida, pero la única importante de terminar con éxito, por depender de ella la felicidad eterna […]. Una de sus jaculatorias que más me penetró es: Madre, arráncame de la tierra, arrástrame al cielo, y al evocarla siempre me llena de paz y fuerza. A veces, es tan fuerte la atracción de los bienes de la tierra que se eclipsan los del cielo, pero el P. Morales conjugaba bien algo tan aparentemente paradójico, pues era una persona tremendamente realista, firmísimo en la fe, armado de una constancia invencible y lleno de celo apostólico para propagar el Reino de Cristo.
Pabellón de Pediatría Tomás Morales del Hospital Provincial Docente Belén, en Lambayeque (Perú)
10/25/2023
El P. Morales expresó con gestos concretos hacia Dios y hacia el prójimo las obras de misericordia corporales y espirituales. Ninguna realidad humana escapó a su mirada. Entre las múltiples obras sociales y asistenciales que generó destaca la que llevó a cabo en Madrid, desde 1947: la Campaña de Navidad en favor de los enfermos, en la que los jóvenes empleados, incluso en los días de trabajo, visitaban y ayudaban material y espiritualmente a sus compañeros enfermos en los sanatorios, hospitales y domicilios particulares. Reaviva así el Venerable P. Morales el sentir cristiano de la proximidad y la cercanía a través de la práctica de la solidaridad, acercando a los jóvenes a la miseria manifestada en tantos ámbitos, invitando a tocarla con las manos en una familiaridad afectuosa con quien la sufre. En aquellos años, la enfermedad de la tuberculosis corría veloz. El 13 de mayo de 1953, el Obispo auxiliar de Madrid, D. José María García Lahiguera, que se hallaba en la zona El P. Morales expresó con gestos concretos hacia Dios y hacia el prójimo las obras de misericordia corporales y espirituales. Ninguna realidad humana escapó a su mirada. Entre las múltiples obras sociales y asistenciales que generó destaca la que llevó a cabo en Madrid, desde 1947: la Campaña de Navidad en favor de los enfermos, en la que los jóvenes empleados, incluso en los días de trabajo, visitaban y ayudaban material y espiritualmente a sus compañeros enfermos en los sanatorios, de Guadarrama de visita pastoral, bendijo e inauguró el Sanatorio Guadarrama, emplazado en la sierra homónima de Madrid. Empresas, bancos y compañías de la capital hicieron conciertos con el Hospital para que en él fueran atendidos sus empleados. Al mes siguiente, la Virgen Peregrina de Fátima, que visitaba el pueblo de Guadarrama, fue llevada al Sanatorio. |
Casi setenta años después, ha sido impuesto el nombre de Venerable P. Tomás Morales S.J. al pabellón de Pediatría del Hospital Provincial Docente Belén, en Lambayeque (Perú). El Jefe de Pediatría explicó el sentido de la presencia de una imagen de la Virgen de Fátima en el pasillo del pabellón, junto al busto del P. Morales:
«Necesitamos la presencia de María como madre, con esa mirada dulce, siendo consuelo de sus hijos más pequeños, e intercediendo ante su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, por la salud física, emocional y espiritual de todos los que compartimos un momento de nuestra vida en este nuestro servicio de pediatría».
Soy un joven de Argentina. Mi nombre es Nicolás. Tengo 21 años y hace poco descubrí la vida del P. Tomás Morales. Me llamó la atención el título de un vídeo sobre su vida "La Inmaculada nunca falla" porque estoy preparándome para consagrarme a la Virgen y ser parte de la Milicia de la Inmaculada, fundada por San Maximiliano Kolbe.
Soy estudiante de abogacía, y formo parte de una ONG con raíces en la doctrina social de la Iglesia que busca el diálogo para definir objetivos a largo plazo y conseguir el Bien Común.
Desde que descubrí su vida, me sentí muy identificado en su vida, así que ahora es como un compañero al que recurro para que me vaya bien en mis estudios y para ser un buen cristiano.
Saludos desde Timbúes, provincia de Santa Fe, Argentina.
Deseo expresar mi agradecimiento y devoción al Padre Morales.
Desde siempre he tenido la estampa en casa y me ha ayudado en las mil necesidades espirituales y temporales del día a día. Muchas veces le he rezado y me ha ayudado con su ejemplo y ha sido una compañía espiritual.
Por lo que, no quería dejar pasar la ocasión de transmitir mi agradecimiento por su ejemplo de vida y fe.
Desde siempre he tenido la estampa en casa y me ha ayudado en las mil necesidades espirituales y temporales del día a día. Muchas veces le he rezado y me ha ayudado con su ejemplo y ha sido una compañía espiritual.
Por lo que, no quería dejar pasar la ocasión de transmitir mi agradecimiento por su ejemplo de vida y fe.
Lo confieso: esta mañana en la oración, pedí a Dios que anule, con su Omnipotencia, el mal que se cierne sobre los más vulnerables. Me ofrecí y me dije y dije a Jesús: ¿ Es que van a ser más poderosos que yo con mi oración, aunque sea pequeña; pero con la gracia del Bautismo y unida a la Virgen y a Cristo Redentor? En ese momento, apareció, en mi imaginación, un mar de aguas sucias, y la convicción de que Dios tiene el poder de utilizar tanto mal para hacer emerger el bien. Porque hay mal, se forjan figuras de cristianos egregios, muy santos, que hacen un bien incalculable en su paso por la tierra, incluso más allá de su tiempo. Me acordé de los mártires de Roma; de Santa Teresa, que vivió cuando se extendía por Europa la herejía protestante; de San Agustín en su época, y del Padre Morales en sus circunstancias. Apareció, en mi mente, la imagen del Padre, su rostro y sus gestos, como si estuviera grabado en mí en vídeo. Lo contemplé en una de sus homilías de la Misa de la Virgen a las 6 de la mañana en las Clarisas del Cáceres antiguo. ¡Qué fuerza…! ¡Cuánto amor a Jesucristo reflejaba su semblante…! ¡Cuánto celo por las almas de las jóvenes…, en aquellos años en que ya el mal se extendía y emponzoñaba a tantas…! Me quedé contemplándolo, admirada de tanta maravilla de amor y celo apostólico. No predicaba con retóricas aprendidas, sino con la naturalidad de quien expresa lo que siente, y con el brío de quien está convencido y deja escapar su interior incontenible. Y no me pareció que perdiera el tiempo en mi rato de oración.
Pepi Romo. 21-X-2018
Pepi Romo. 21-X-2018